Hotel Duquesa Suites

La finca que ocupa el Duquesa Suites, situada en el número 1 del paseo Colom (Colón), así como en el número 5 de la plaza de Correus (Correos), la antigua plaza de Antonio López, se erigió a finales del siglo XVIII con carácter residencial, tras la demolición y posterior reedificación de dos inmuebles adquiridos por el corredor de bolsa Gil Grau, cuando aún se hallaban frente a la antigua Muralla del Mar, en la desaparecida plaza de San Sebastián o de los Encantes. La muralla, que ocupaba el espacio donde hoy se levanta el paseo Colom y el Moll de la Fusta (Muelle de la Madera), era antiguamente el principal paseo de los barceloneses, atraídos en verano por el frescor de la brisa marina y en invierno por los cálidos rayos del sol.

Tras la muerte de Gil Grau, la finca fue heredada por su hijo, Magí Grau, pasando a ser adquirida más adelante por el comerciante Josep Inglada, el 12 de septiembre de 1818. Posteriormente, el inmueble fue objeto de numerosas transmisiones de propiedad estrictamente familiares entre sus descendientes hasta que, una vez demolida la muralla, fue adquirido por la Sociedad Banco Vitalicio, el 18 de junio de 1890, dada su ubicación en el núcleo financiero de la ciudad.

El 20 de febrero de 1919, la finca pasó a manos del ingeniero Josep Maria Roviralta, destacada figura de la sociedad barcelonesa y fundador de Uralita S.A., una fábrica de microcemento a la cual fue inscrita la propiedad el 14 de julio de 1934, pasando a convertirse en la sede de una empresa cada vez más importante.

Durante la Guerra Civil, los bombardeos afectaron notablemente la fachada marítima de la ciudad. Testimonio de ello fue el reconocimiento del inmueble como “edificio perjudicado por la guerra”, otorgado por el Ayuntamiento de Barcelona el 20 de agosto de 1940.

En la década de 1980 se instalaron diversas dependencias de la Generalitat de Catalunya, las cuales ocuparon el espacio hasta su adquisición por parte de la actual propiedad.

Barcelona y su relación con el mar es el leitmotiv que caracteriza la filosofía del Hotel Duquesa Suites. Desde sus inicios, la historia de Barcelona ha estado íntimamente ligada al mar, haciendo de ella un lugar abierto en el que se han mezclado pueblos y culturas desde la antigüedad. Las playas de Barcelona son uno de los principales espacios públicos de la ciudad, con unas características singulares que las hacen especialmente atractivas.

Como reflejo de ello, en todo el hotel se pueden contemplar grandes ilustraciones de uno de los barcos de vapor más importantes que han atracado en el puerto de ciudad condal, el transatlántico Reina Victoria Eugenia. Una imagen a gran escala de este barco histórico preside nuestra recepción como homenaje a ese eterno vínculo entre Barcelona y el mar.

El Reina Victoria Eugenia fue construido por Swan Hunter & Wigham Richardson, uno de los astilleros más importantes del Reino Unido, bajo el encargo de la Compañía Trasatlántica Española, fundada en 1881 por Antonio López y cuya sede se hallaba en la ciudad condal. Botado el 26 de septiembre de 1912, fue nombrado así en honor de Victoria Eugenia de Battenberg, reina de España y esposa del rey Alfonso XIII.

Con 150 m de largo, una velocidad máxima de 20 nudos y capacidad para 1.500 pasajeros distribuidos en cuatro clases, el Reina Victoria Eugenia se convirtió en uno de los transatlánticos más lujosos de su época. Podía hacer el viaje a Montevideo en trece días, todo un récord por aquel entonces. A bordo viajó la reina con su séquito en el viaje oficial a Argentina, en plena primera guerra mundial.

Durante unos cuantos años, el Reina Victoria Eugenia fue el vapor más grande de la marina mercante española. La Trasatlántica destinó este barco a su línea de América del Sur, adonde se dirigían la mayor parte de los emigrantes españoles e italianos que viajaban en los paquebotes de la compañía. El barco podía transportar 159 pasajeros de primera clase, 290 de segunda y 122 de tercera preferente, además de 805 emigrantes.

Podrás sentir el mar en los tonos azules que impregnan el cuidado interiorismo del hotel desde su terraza panorámica, una de las más espectaculares de la ciudad, gracias a sus impresionantes vistas. Además, si la climatología lo permite, la brisa marina te refrescará mientras te das un baño relajante en la piscina y contemplas el horizonte del puerto frente al mar.